El cine ha sido un terreno fértil para la manifestación del realismo mágico, un género literario latinoamericano que ha encontrado una expresión única en la pantalla. Esta corriente narrativa, que entrelaza lo cotidiano con lo fantástico, ha dado vida a películas que desdibujan los límites de la realidad.
Medianoche en París: Esta película sumerge al espectador en un París donde lo imposible se vuelve tangible. La narrativa, sin asombro, teje momentos mágicos en la cotidianidad, desafiando la línea del tiempo entre la realidad y el ensueño.
El Gran Pez: A través de la historia de un padre y sus relatos extravagantes, esta película nos invita a un viaje emocional donde lo inverosímil se entrelaza con la realidad. La magia surge en las historias que parecen desafiar el sentido común.
Encanto: Esta película de Disney se sumerge en la magia colombiana, donde los dones extraordinarios de una familia desdibujan las fronteras entre lo real y lo fantástico, La cotidianidad se transforma en un escenario mágico.
Como Agua para Chocolate: A través de la cocina, esta película mexicana incorpora el realismo mágico. Las emociones de la protagonista se entrelazan con la comida, creando un vínculo entre lo tangible y lo emocional.
Estas películas son testimonios de cómo el cine puede convertirse en un medio para explorar la magia en lo ordinario. A través del realismo mágico, desafían las expectativas, transformando momentos cotidianos en experiencias extraordinarias. En este cruce entre la realidad y lo mágico, el cine se erige como un portal hacia la maravilla, recordándonos que, en cada instante, lo asombroso puede emerger de lo común.
