El obispo emérito de Chilpancingo, Guerrero, Salvador Rangel Mendoza, fue encontrado en estado crítico en Cuernavaca. Su desaparición se reportó el sábado 27 de abril, siendo visto por última vez en una pizzería de Emiliano Zapata. Fue llevado al hospital el lunes por la tarde en una ambulancia de la Cruz Roja.
Los exámenes toxicológicos revelaron la presencia de cocaína y benzodiacepinas en su organismo. Ingresó al hospital el domingo 28 de abril, presentando deterioro neurológico y somnolencia. La ambulancia que lo trasladó respondió a un llamado de auxilio del Hotel Real Ocotepec. Los médicos detectaron palidez en su piel, aunque su respiración era adecuada.
La Conferencia del Episcopado Mexicano emitió una alerta y solicitó apoyo gubernamental para localizar al obispo. El fiscal Uriel Carmona confirmó la identidad del religioso y declaró que fue víctima de un secuestro exprés.
A pesar de los informes iniciales que lo vinculaban a un secuestro exprés, el comisionado de Seguridad de Morelos (CES), José Antonio Ortiz Guarneros, afirmó que el obispo ingresó voluntariamente al motel donde fue encontrado. Ortiz Guarneros indicó que «Hasta donde sabemos, entró voluntariamente al motel con una persona del mismo sexo y esa persona después se retiró».
El martes, el obispo abandonó el hospital voluntariamente tras recibir la recomendación médica de tres días de reposo para desintoxicarse. Actualmente, está siendo atendido en un hospital privado.
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