Aunque a primera vista, la premisa de un muñeco poseído causando estragos parece pura ficción, existe un caso real que ha inspirado esta aterradora historia: el de Robert, el muñeco embrujado.
Más que un Simple Juguete
En las profundidades de la historia de Key West, Florida, se encuentra el origen de este relato que parece sacado de una película de horror. Robert fue originalmente propiedad de Robert Eugene Otto, un artista conocido localmente. La leyenda cuenta que en el cambio de siglo, un sirviente de la familia Otto, supuestamente versado en magia negra y vudú, entregó a Gene, como era cariñosamente llamado el niño, un muñeco de tamaño natural. Este acto fue, según se rumorea, en venganza por maltratos recibidos por parte de la familia Otto.
La Extraña Relación de Gene con Robert
Desde el momento en que Robert llegó a manos de Gene, la relación entre niño y muñeco tomó un giro extraordinario. Gene comenzó a hablarle a Robert como si fuera un amigo viviente, un comportamiento no tan inusual para un niño. Sin embargo, lo que sí era inusual eran las voces que se escuchaban en respuesta. La familia Otto y los visitantes afirmaban escuchar a Gene conversando con Robert y una voz desconocida y aterradora respondiéndole. Aun más inquietante, objetos empezaron a moverse por sí solos, y se producían incidentes inexplicables, todos atribuidos a Robert.
La historia de Robert el muñeco es un recordatorio escalofriante de que, a veces, la realidad puede ser tan aterradora como la ficción. Mientras Chucky continúa siendo un ícono del terror en el cine, Robert permanece en su vitrina en Key West, tal vez como un monumento a la verdadera naturaleza del miedo: aquella que reside no solo en nuestras mentes, sino en las historias reales que las alimentan.