“Yo venía a recoger el diploma de mi hijo, el certificado de su licenciatura, y ahora me llevo un certificado de defunción”, dijo ayer Norelia Hernández, madre de Norberto Ronquillo Hernández, quien llegó a la ciudad al enterarse del secuestro de su hijo, quien vivía con sus tíos.
Frente a las instalaciones del Instituto de Ciencias Forenses, aseguró que no tiene rencores y que busca que “se haga justicia por esos Norbertos que no debe haber”, por lo que instó a las autoridades a actuar.
Al mediodía, la Universidad del Pedregal realizó una misa en memoria del joven a la que acudieron familiares, amigos y académicos. También estableció tres días de luto y la suspensión de clases hasta el 13 de junio.
“Sólo Dios sabe cuáles planes tenía para mi hermano. (…) Agradezco mucho a sus amigos, a los directivos, a la prensa, a la sociedad, que a pesar de que esta ciudad cuenta con mucha gente mala también cuenta con gente con un corazón muy puro y mi familia estará eternamente agradecida con ustedes y él (Norberto) está en un mejor lugar”, dijo Aarón Ronquillo, hermano de Norberto.
Jennifer, quien fuera novia del joven, agradeció por todas las enseñanzas que le brindó: “Qué te puedo decir que no sepas, amor. Te amo y siempre estaré en deuda contigo por enseñarme todo lo que me enseñaste para ser una mejor persona. Nunca me voy a olvidar de ti. Te amo y te voy a extrañar todos los días”.
Alumnos y padres de familia de la comunidad universitaria externaron miedo ante estos hechos: “Yo como estudiante tengo miedo a que un día salga de la universidad y no pueda regresar a casa”, dijo Guadalupe, de contaduría.
Con información de Excélsior.