Miguel Ángel Martínez, «El Tololoche» o «El Gordo», en su segundo día, declaró durante el juicio de «El Chapo» Guzmán, donde reveló detalles de la lujosa vida que llevaba el capo.
A principios de los 90’s, Guzmán Loera tenía ranchos en cada estado del país, casas en la playa, una enorme mansión en Acapulco, un yate al que llamó «Chapito», cuatro jets, un zoológico y hasta varias novias, dio a conocer Martínez.
«El Chapo» llegó a ser quien más rápidamente transportaba la droga proveniente de Colombia hasta Estados Unidos, lo que lo hizo salir de la pobreza en la que vivió en la sierra de Sinaloa.
Tan sólo la mansión en Acapulco le habría costado 10 millones de dólares, contaba con varias albercas y canchas de tenis, mientras que en un rancho ubicado en Guadalajara tenía un zoológico donde turistas podían acudir.
El testigo dio a conocer que también derrochaba millones en sus trabajadores, pues en una ocasión a él le regaló un reloj Rolex con diamantes, y para una navidad le ordenó comprar más de 50 vehículos de lujo de más de 35 mil dólares cada uno para obsequiarlos a sus trabajadores.
Añadió que «El Chapo» se movía con cerca de 25 pistoleros, quienes cargaban pistolas, granadas, chalecos y automóviles blindados.
«El Gordo» y Guzmán Loera viajaron por todo el mundo, ya sea por motivos de trabajo o por simple placer, «visitamos Brasil, Argentina, Japón, toda Europa y hasta Macau para apostar», explicó».
Martínez confesó que el capo mantuvo relación al mismo tiempo con cuatro o cinco mujeres, por lo que, por vanidad, una vez realizó un viaje hacia una clínica en Suiza, «donde te ponen células para que te mantengas joven».
Tener esos lujos le costaba un precio: gastaba de 10 a 12 millones de pesos al mes en sobornar a la policía, en sistemas de comunicación y en pagos a sus «cuatro a cinco señoras», explicó Martínez.